I República de La Boca (1907)

El 13 de diciembre de 1907, un grupo de treinta notables vecinos de La Boca, inspirados en los míticos hechos de la República Independiente de La Boca de fines del siglo XIX,  tomó la iniciativa de fundar una imaginaria República de La Boca en los fondos de la Confitería “La Camelia” por aquel entonces ubicada en la Avenida Almirante Brown y Pinzón.

 

El acta fundacional estaba suscripta por los siguientes vecinos: Roberto T. Hosking, Andrés M. Costa, Bartolo Saccone, Tomás Carraro, Juan Vassallo, Atilio J. Guetta, Juan A. Bucich, Gilberto Schiaffino, Antonio Betro, Juan B. Tito, Domingo Parma, José Nolla, Tomás B. Hosking, Benjamín Fasce, José Tito, Oliverio Pincione, Luis Roncoroni, Juan N. Levantini, Arturo Viacava, Severo L. Gentile, Atilio J. Costa, Gentil Pessano, Pedro F. Degrossi, Luis Cartagnena, Rafael H. Gentile, Bartolomé Mortola, Camilo Lauro, César Palua, Agustín A. Badaracco, Evaristo Bujeiro ( H .) .

 

El grupo de los fundadores, con cierta notoriedad adquirida algunos años antes, era conocido como los “Contreras de Quintana” por su ferviente oposición al entonces presidente argentino Manuel Quintana que gobernó desde el 12 de octubre de 1904 hasta su fallecimiento el 12 de marzo de 1906.

 

La primera República de La Boca estuvo presidida por Roberto T. Hosking, y secundado  por José Nolla como Ministro del Interior; Juan B. Tito en Relaciones Exteriores y Culto; Adolfo L. Fasce en Hacienda; Nicolás L. Vlahovich en Justicia e Instrucción Publica; Andrés Costa en Obras Publicas; Bartolomé Saccone en Guerra y Marina y Gentil J. Pasano en Agricultura.

 

Se trató de un grupo con una visión critica de la realidad, que recurría a la ironía para expresar sus ideas y le imprimía un clima festivo a sus encuentros y actividades.

 

Entre sus revolucionarias ideas, proponían levantar el nivel de La Boca en dos metros de altura, conminar a las fábricas a instalar ollineros, aplicar un impuesto a los solteros y poner fin a la invasión de los extranjeros provenientes de Barracas, de Constitución o del “Centro”. También apoyaban a las ideas feministas de la época que se propagaban del otro lado de las fronteras boquenses en la Capital Federal, para que en la República de La Boca las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres.

 

Aquella República de fantasía aprobaba sus resoluciones mediante el particular método del “canuto”: Consistía en introducir el texto de la nueva ley en un pequeño cilindro, y soplar de un extremo del mismo. Una vez que el papel salía eyectado, recién se consideraba sancionada la norma que regiría los destinos de La Boca.

 

Alcanzaron una considerable actividad social realizando fiestas y banquetes, algunos en la Isla Maciel, consideraba por aquel entonces una extensión de La Boca, en donde todavía existía una frondosa vegetación y un arroyo con agua limpia.

 

Difundían sus ideas a través del periódico Quiquiriqui, y utilizaban como identificación un escudo compuesto de una herradura y una mano haciendo los cuernos, como expresión de la buena suerte.

 

Lo cierto es que unos pocos años después, la República se fue apagando y sus resonantes manifestaciones  dejaron definitivamente de escucharse.

 

 

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