GIUSEPPE RAGOZZA. EL FARMACEUTICO
Giuseppe Ragozza nació en el año 1852 en Motta de Livenza, provincia de Udine. En Italia se graduó de farmacéutico en la Universidad de Padua y emigró a la Argentina en 1873, estableciéndose en La Boca donde instaló la más famosa farmacia del vecindario.
Para aquel entonces, La Boca era una localidad en pleno crecimiento poblacional, donde se replicaban las construcciones de chapa y madera elevadas en altura para evitar las frecuentes inundaciones. La localidad carecía de establecimientos para el cuidado de la salud como salas de primeros auxilios u hospitales, función que de alguna manera suplían las boticas o farmacias existentes.
Giuseppe Ragozza abrió su farmacia en la esquina de Brown y Lamadrid en una edificación baja y humilde, situada en una zona transitada, con una creciente actividad portuaria.
Ragozza ejerció su profesión con responsabilidad. Jamás comercializó recetas mágicas o curas milagrosas.
Ante la ausencia de médicos en la zona, solía auscultar preventivamente para conocer la gravedad de la dolencia y facilitar el diagnóstico. Antes de la llegada de Ragozza había solo un galeno, el doctor Nuncio Romeo, de destacada actuación en la lucha contra la fiebre amarilla en 1871.
Recién en 1897 La Boca contará con una estación sanitaria y en 1900 con una sala de primeros auxilios que precedió al Hospital Argerich. Los medios de comunicación con el centro de la ciudad eran lentos y escasos y las galeras atravesaban terrenos pantanosos y polvorientos.
Ragozza fue una persona solidaria. El historiador Antonio Bucich lo menciona como un hombre de palabras medidas. “Ahí estuvo infaltablemente a lo largo de muchos lustros, atendiendo consultas y resolviendo pequeños y grandes problemas, orientando con su amable verba o dando al preocupado confidente, el prediagnóstico que luego el médico casi siempre confirmaba”.
Además de su trabajo de farmacéutico, tuvo una dinámica actuación en la vida social boquense. Participó de la fundación de la Sociedad del Progreso en 1875, presidió la primera comisión directiva de la recién fundada Sociedad José Verdi en 1876, integró el consejo de administración de la sucursal de La Boca del Banco de la Nación Argentina en su apertura en 1883, fue miembro fundador de los Bomberos Voluntarios de La Boca en 1884, participó activamente en la Societá Nazionale Italiana, y a partir de 1884 se incorporó a la logia masónica Liberi Pensatori. Integró asimismo la junta promotora del Hospital Italiano y se desempeñó como presidente de la sociedad de seguros El Ancla a partir de 1895.
Cuando un paciente estaba desahuciado o cuando un sujeto no tenía remedio, popularmente se decía “a ése, ni Ragozza lo salva”. Era un hombre respetado al cual la gente recurría también en busca de algún consejo. Era famosa una respuesta dada por Ragozza a un marinero que a los pocos meses de casado y al volver de uno de sus viajes, descubre que su esposa estaba a punto de dar a luz. Ragozza, intentando salvar el matrimonio le dijo que los nueve meses de embarazo se debían contar con cuatro meses y medio de día y cuatro meses y medio de noche; una mentira piadosa que posibilitó solucionar una compleja situación familiar en el año 1915.
Falleció un 20 de junio de 1924, en su casa de Brown y Lamadrid. El pueblo de La Boca le rindió un justo y merecido homenaje.
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